jueves, 15 de abril de 2010

Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino al hacerse consciente de lo oscuro.


-Pero desgraciadamente el camino que lleva a la totalidad está constituído por sendas intrincadas, por rodeos determinados por el destino.
Es una via longissima, que no sigue una línea recta, sino una línea serpenteada, que une los opuestos y que hace recordar los caduceos indicadores de caminos; es un sendero cuyos recodos laberínticos no están exentos de horrores. Y en ese camino es donde se verifican las experiencias que la gente se complace en llamar "difícilmente accesibles". Su carácter inaccesible estriba sólo en que tales experiencias son costosas: exigen aquello que el hombre más teme dar, esto es, la totalidad, de la que continuamente se está hablando, y sobre la que se teoriza infinitamente, pero que en la realidad de la vida se evita con grandes rodeos


La gente hace las cosas más absurdas para sustraerse a su propia alma. Se practican ejercicios indios de yoga de cualquier observancia, se respetan las prescripciones de ayunos, se aprende de memoria la teosofía, se ora de acuerdo con los textos místicos de toda la literatura mundial, y todo eso porque no se es capaz de afrontarse a uno mismo, y porque tales gentes no creen que de su propia alma pueda surgir algo útil. Y asi, paulatinamente el alma se convierte en ese Nazareth del que no puede provenir nada bueno, y por eso se busca el bien en las cuatro direcciones; cuanto más lejos y más chocante mejor(...)

El hombre merece que él mismo se ocupe de él, y en su alma reside aquello que puede hacer del hombre algo (porque está dentro, no afuera, sino todo adentro- Eckhart).
Vale la pena observar pacientemente lo que pasa en el silencio del alma; y ocurren las cosas más grandes y buenas cuando el alma no es regida desde afuera o desde arriba. Me complazco en confesarlo: tengo un respeto tan alto por lo que ocurre en el alma humana, que tendría miedo de perturbar y de deformar con torpes intervenciones la silenciosa obra de la naturaleza.

Carl Jung- 1943

lunes, 12 de abril de 2010

Nuestra misión como terapeutas florales....


Nuestra tarea es ser canales del plan de la evolución. La enfermedad va a permanecer hasta que la aceptación y el aprendizaje se realice. Solo somos responsables de abtrir nuestro corazon a una relación. Lo demás ocurre de acuerdo a los deseos del alma. No hay cnocimientos psicológicos que sustituyan la apertura del corazón y la disposición.

( gracias "maestro" por esta frase que me enviaste hoy....)

miércoles, 7 de abril de 2010

Alma de Tango...


Hola¡¡
Les comparto un extracto de un próximo libro que me gustaría editar...por ahora...va mi experiencia:


Tango que me hiciste mal… y sin embargo


Por eso, cuando lo siento,
le abro de mi alma las rejas
y entra cantando sus quejas
a amargar mi sentimiento.
Entonces, mirá, no miento
veo que en mi pecho anida
todo el dolor de la vida
y por eso me encurdelo;

Allí enciende la pasión
que en el alma esta dormida,
nos habla de la querida,
del amigo traicionero
y es un grato mensajero
que no cabe en el olvido

Tango que me hiciste mal
y que, sin embargo, te quiero
porque sos el mensajero
del alma…
un grato mensajero que
Se nos cruza en la vida.

Apología del Tango
Enrique Maroni


No hay ninguna otra danza como el tango que conecte tan íntimamente a dos personas, y a esta con su propia alma, tanto emocional como físicamente y más aún es un baile que nos lleva muy profundamente a nosotros mismos. El tango se baila “escuchando el cuerpo del otro” y por ello quizás Borges decía que “el tango es un modo de caminar”.
El tango tiene la enorme capacidad de trabajar en el campo de la emotividad desde la sensopercepción, logrando una observación diferenciada de lo cotidiano a través de su música, su danza y sus letras.
Hoy se han difundido ampliamente las bondades que la danza del tango aporta como instrumento terapéutico para el crecimiento personal y por alguna curiosa razón “causal” ha sido considerado recientemente “patrimonio cultural de la humanidad”, porque en definitiva, el tango es para quien lo baila un maravilloso llamado del alma.
Parto de la comprobada convicción de que el tango esconde dentro de sí la oportunidad de conectarnos íntimamente con nosotros mismos y con los otros. El tango nos permite simbolizar a través de gestos y códigos un camino de introspección que nos acerca a nuestra alma, a esa parte inmortal de todos los hombres que perdura a través del tiempo. Permite la liberación de nuestros pensamientos, prejuicios, recuerdos y mandatos para abrazar el camino que el alma de cada uno ha elegido en este día de escuela de la vida terrenal.
De ese modo cuando nos adentramos en los primeros acordes de un tango empezamos a sucumbir, - sin siquiera darnos cuenta - en la noche más oscura del alma. Y por más esfuerzo que hagamos en disimular nuestro ahogo allí esta persiguiéndonos como a Get,- el mago- en las tierras de Terramar. En este maravilloso libro, un aprendiz de mago persigue por mares y tierras lejanas - enfrentándose a numerosas vicisitudes - a su sombra, a su parte más oscura. Y cuando finalmente se encuentra frente a ella, reconoce que esa parte oscura también es él mismo y la abraza reconociendo su parte más negada de sí mismo.
El alma se refleja en el cuerpo, y aquella nos habla a través de el, y como afirma John P. Conger, en realidad, el cuerpo es la sombra, el cuerpo encierra la conmovedora historia de todas las ocasiones en las que asfixiamos y reprimimos el flujo espontáneo de nuestra energía vital con la desagradable consecuencia de terminar convirtiéndolo en un objeto mortecino.
Y su buceamos justamente desde el cuerpo en esas letras de los tangos, donde pareciera que ellos nos hablan con voz propia, aún sin su música sonando. Como recita la letra de un tango anónimo:

“la vida es un espejo,
Que siempre refleja
El alma de que lleva adentro
Es una luz que alumbra en la oscuridad “.

Algunos hablan de esa “lujuriosa sensualidad” del tango. No olvidemos que el tango del 1900 se desarrolló en ambientes prostibularios como antesala del sexo, y no es un secreto para nadie. Ahí están los títulos picarescos de tantos tangos arcaicos que lo atestiguan (“Sacúdeme la persiana", "Qué polvo con tanto viento", "Con qué trompieza que nos dentra", "Dos sin sacar”,” la cara de la luna”, etc.)

Es así, el tango- dicen los que saben- es un baile esencialmente sensual, sin embargo, la sensualidad no siempre surge límpida y se desarrolla instintivamente, a veces se aprende, se estimula, uno se deja o no fluir .En ese fluir surge la maravilla de verlo bailar. El tango permite decodificar el mensaje interpretado como: Soy deseable sexualmente, puedo ser deseada y querida. Puedo ser deseado y querido.
El tango es hacer el amor, nos hace reír, nos hace llorar. Y como afirma Victoria Colosio, El Tango es una danza pasional. También lo es la vida de pareja, por la figura idílica que representa.
Cuando nos preguntamos si hemos perdido nuestra alma, miremos en nuestro bailar como ella allí nos llama y preparemos las respuestas para cuando el tango diga,

Me pregunto vida mía, alma mía, qué ha pasado
que ya no estás más a mi lado y no sé encontrarte más.

El tango también nos permite aprender la humildad, la humildad de esperar al otro en sus propios procesos, en reconocer agradables pasos cuando nos llevan a volar por una pista de baile. Es decirle al otro “que bien esto que hiciste, ¿me lo enseñas? Es repetir una y otra vez en una clase de baile los errores cometidos para aprender a rectificarlos.
Recordemos que ella, el alma, siempre esta. Y si algún desprevenido cree que el tango es difícil de bailar, más difícil es mirar lo profundo de nuestra alma a través de su disfraz.
Y si el poeta conversa con el alma por intermedio de las palabras, la danza conversa con nosotros a través de su andar y aunque ese andar de aprendiz de baile te haga trastabillar recuerda siempre la letra de un tango querendón.

Porque decir tango es remitirse a una orquesta, a ese bandoneón cuyo fuelle se queja, se lamenta, y necesita tomar aire para expresar lo que siente. En el tema “La última curda” (música de Aníbal Troilo y letra de Cátulo Castillo) se dice: “Lastima, bandoneón, / mi corazón / tu ronca maldición maleva... / Tu lágrima de ron me lleva / hasta el hondo bajo fondo / donde el barro se subleva”. Quizás por ello cuando bailamos el tango, los acordes del bandoneón se quejan al ritmo de nuestra alma. Pero también nos liberan como un bálsamo dejando llevar los recuerdos, las añoranzas, los miedos, los controles y los viejos recuerdos. Veamos en las letras de estos famosos tangos ese pesar del bandoneón:

Igual que vos soñé...
Igual que vos viví
sin alcanzar mi ambición.
Alma de bandoneón
-alma que arrastro en mí-
voz de desdicha y de amor,
te buscaré al morir,
te llamaré en mi adiós,
para pedirte perdón,
y al apretarte en mis brazos,
darte en pedazos
mi corazón
“Alma de Bandoneón”
Enrique Santos Discépolo

Gime, bandoneón, tu tango gris,
quizá a ti te hiera igual
algún amor sentimental...
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas...
“Nostalgias.” Enrique Cadícamo

El tango cuenta también en su orquesta con el violín, y a pesar de ser el más pequeño y agudo de la familia de los instrumentos de cuerda clásicos, su sonido procede de una exquisita y dura madera que le regala su inconfundible acústica. Homero Manzi, en el Tango “Tal Vez será su voz”, nos dice:

¿Quién pena en el violín?
¿Qué voz sentimental
cansada de sufrir
se ha puesto a sollozar así?
Todos hemos oído decir alguna vez que el “violín tiene alma” y la literatura en general coincide en afirmar que técnicamente el alma – o poste sonoro- es una pequeña barrita de madera que se coloca entre las tapas superior e inferior, más o menos debajo del puente, y que cumple dos funciones esenciales: proporcionar la solidez necesaria para que el instrumento pueda soportar la enorme tensión a la que le someten las cuerdas, y comunicar las vibraciones que el puente transmite a la tapa superior, al resto de la caja de resonancia, para amplificar de esa manera tan sorprendente esa pequeña onda sonora producida por las delgadas cuerdas.
Es como si el alma al sentir el sonido del violín pudiera como aquel soportar los embates de la vida y la tensión que ella a veces nos depara, y pudiera al mismo transmitir la enseñanza que vinimos a aprender en esta vida.
En este andar de instrumentos no podemos dejar de mencionar al piano. Dicen los que saben que en la función de soporte rítmico que nos brinda, la mano izquierda es utilizada en unísono con el contrabajo mientras la derecha va tocando los acordes en una tesitura distinta para cada negra. Las semicorcheas de la mano izquierda van junto al arrastre característico del contrabajo. Quizás sea como afirma Ursula Le Guin en su libro “La mano izquierda de la Oscuridad”. La luz es la mano izquierda de la oscuridad y la oscuridad la mano derecha de la luz. Ese sentir del piano, quizás nos acerque sin notarlo a nuestras partes más oscuras en la luz.
Por otra parte, el contrabajo, instrumento robusto si lo hay, llega al tango por la necesidad de fortalecer el ritmo y robustecer la orquesta, quizás para que no sintamos que todo en el tango y en sus letras es “tragedia y presagio”.
Asimismo, la guitarra ha sido inspiración de numerosas poesías y habitualmente se la relaciona a la mujer - acarician guitarras cual si fueran mi cuerpo-. Federico Lorca escribe sobre ella:
Empieza el llanto de la guitarra.
Es inútil callarla. Es imposible callarla.
Llora monótona como llora el agua,
como llora el viento sobre la nevada.
Es imposible callarla.
Llora por cosas lejanas.
Esta orquesta compuesta de tan maravillosos instrumentos nos acerca invariablemente a nuestras sombras y a nuestra alma, y probablemente la revelación más importante de la investigación científica de la música fue el descubrimiento de que ella es percibida por esa porción del cerebro que recibe
el estímulo de las emociones, las sensaciones y los sentimientos, sin que entren en juego los centros cerebrales de la razón y la inteligencia.
Hay un reconocimiento difundido de que dentro de la música hay algo simbólico de la experiencia de la vida del hombre. Ciertamente parece que hubiera música adecuada para todos los estados de ánimo y actividades del ser humano.
La importancia de este hecho para la terapia musical, es explicada por Schullian y Shoen: "La música, sin depender del 'cerebro jefe' para obtener entrada al organismo puede todavía excitar mediante el tálamo -la estación de cambio de todas las emociones, sensaciones y sentimientos. Una vez que un estímulo ha llegado al tálamo, el 'cerebro jefe' es automáticamente invadido, y si el estímulo continúa por algún tiempo, puede establecerse un contacto íntimo sobre el 'cerebro jefe' y el mundo o realidad". .. La música esta hecha de un material que es por si mismo el mas poderoso estimulante conocido entre los procesos de la percepción...La música opera en nuestra facultad emocional con mayor intensidad y rapidez que el producto de cualquier otro acto humano…
El Psicólogo Juan Pedro Manghera dice que “el tango perfora el corazón de la nostalgia y carga sobre sus propias espaldas la absolución de los errores personales, convirtiéndose por lejos en un acto de salvación. La nostalgia es la palabra clave que el tango materializa en su idioma y la hace un territorio compartible, espacio que alza el vuelo de los recuerdos en los hechos de dolor común. Del recuerdo nadie se aleja y sólo adquiere mayoría de edad con los años vividos y la posibilidad de reconstruir una historia…. El tango ofrece el marco social adecuado que contiene como un sostén cultural las vicisitudes universales de la relación del hombre con los otros, con el mundo, con la fe, ideas genéricas que giran en torno del amor, de la vida, los desprendimientos y las frustraciones propias del género humano. Es una geografía común con superficies compartidas que representan una estabilidad sicológica donde nadie se saca ventajas. Es un reproche uniforme de resignación forzosa ante cosas que son propiamente humanas y de todos.
Escribe Rodolfo Dinzel en su obra que “el tango es una danza (la ansiosa búsqueda de la libertad), es decir nos abre esa posibilidad de desarrollar la conciencia individual, en la búsqueda de mayor sensibilidad, mayor expresividad y manifestación de libertad.
La rosarina Victoria Colosio enfoca al tango dentro de la melancolía del alma, que elevada llega a cantar aquello que la entristece y el sentido de logrado tiene una virtud liberadora de la pena y el dolor. El tango, enfatiza, es un mensajero de la existencia, la injusticia de la vida… es algo serio y grave, se muestra lloroso, permitiéndonos sospechar que no se trata de mero reír porque es suave y fina tristeza, dispuesta a no importunar, sazonada con el antídoto de la serenidad y la comprensión….
Si me permiten una disgregación personal, cuando bailo un tango solo quiero borrar, borrar con los pies las heridas del alma, y bailo libre, suelta como nunca, cada pareja ocasional con la que bailo borra un poco más ese dolor. Todas las parejas con las que bailé me protegieron, me cuidaron, me mimaron las heridas... y que notable, me deje llevar..... Confié, me deje fluir y el piso de madera brilló más que nunca.